Hace unos días subí un vídeo mi cuenta de instagram donde exponía con espontaneidad mi sentir acerca del hecho de haberme visto obligada a cancelar una actuación por no haber vendido entradas. Las respuestas fueron inmediatas, y mi sentir también se transformó instantáneamente. Gente que hacía tiempo que no me escribía, lo hizo, dándome las gracias por exponer un problema con el que todxs lxs artistas hemos lidiado alguna vez, y también por normalizar una parte del proceso que es menos agradable, menos cómodo, menos apetitoso de compartir.
Enseguida me di cuenta de que es de vital importancia visibilizar todos los aspectos del proceso artístico y creativo. Tenemos una idea equivocada acerca de esta profesión, de este oficio, de esta vocación. Cuando vemos a alguien en un escenario, en una película, pintando un cuadro, dando un concierto, o llevando cualquier expresión artística, no tenemos ni idea (NI IDEA) de todos los obstáculos que esa persona tuvo que sortear para llegar a ese resultado. El resultado es sólo la punta del iceberg y lo que no se ve es infinitamente más importante. Crear es un proceso también doloroso, además de hermoso, y llevar a cabo una pieza artística es un camino dificultoso. Así que no lo romanticemos. Es un trabajo duro del que no se desconecta que está directamente relacionado con el sentir, con la propia herida y la necesidad de sanarla y transformarla y con la esperanza. Así que cuando algo no sale bien, cuando recibimos un “no”, cuando nos sentimos desmotivadxs, o cuando llega el momento de pagar las facturas y tenemos que buscarnos otro curro porque nuestras creaciones aún no se han capitalizado, toda nuestra esperanza se tambalea y hay que volver a levantarla. Y eso es lo que somos lxs artistas: personas resilientes que mueren y renacen en cada acto, que tienen que limpiarse los ojos para volver a conectar con el asombro que requiere cualquier obra y con la fe que necesitamos para seguir creyendo y seguir creando.
Así que en esta parte incómoda de mi camino, quiero dedicar este post a todxs aquellxs que nos dedicamos a crear en un mundo que nos quiere vender la idea de que no hay esperanza para un mundo nuevo, y transmitirles mi esperanza, totalmente renovada, apostando siempre por la belleza, por la alegría y por el asombro.
Que ninguna situación externa sea la que marque nuestra valía.
Que sea tan fuerte nuestra convicción y nuestro lazo con nuestro propósito, que los obstáculos sean diamantes que nos sirvan para pulir nuestro arte, y que nos permitamos caer y compartir que estamos agotadxs. Esto nos humaniza y nos acerca, y nos ayuda a ver que no estamos solxs. Por fortuna y por peso del bien, gracias a la vida, el barco que rema a favor del cambio cada vez está más lleno.
Gracias por seguir remando y gracias por hacer tu parte.
Te veo allí.
Abrazos.