El teatro: el arte de la alquimia

El teatro es un arte humano y primario. Aunque nos cueste creerlo, lo traemos en los genes. En los rituales ancestrales, había personajes, historias y conflictos a resolver a través de reuniones de los miembros de la tribu que resultaban catárticas y necesarias para el bien de la comunidad. A través de la danza, de la expresión corporal y del canto, se hacían rituales que servían a la tribu para conectar con los dioses, para pedir guía y sostén, para conectarse con algo más grande que los guiaba y sostenía. El teatro, desde tiempos remotos, tuvo el componente de ritual que nos hace sentir que formamos parte de algo más grande. 

El teatro es el arte de la reunión, de la comunicación, y del mensaje. El teatro es ese lugar donde se transforma la energía y se convierte el alquimia para todos los asistentes. Es imposible salir igual después de un acto teatral, ya sea como público, como alumn@, como guía, como parte del elenco que se sube a las tablas, o como parte del equipo que teje los hilos invisibles que hacen posible que la función tenga lugar. 

El teatro nos sana y nos expande, nos abre, nos vuelve humildes y nos lleva a salir de nosotros mismos para entregarnos a algo más grande. Es una herramienta de transformación personal, y por ende, social. Es imposible transformarse sin causar impacto en los demás. El teatro nos lleva a coger un mensaje y defenderlo. Salir de nuestro pequeño yo, nuestro discurso y nuestra historia, para servir una historia mayor, una historia que no es nuestra, que resuena con nosotros, pero que es del colectivo. Y para ello es necesario abrir la mente y tirar estructuras que creíamos seguras. Nos obliga a derribar lo viejo para construir lo nuevo. Nos obliga a confiar.

Y es justo por esto por lo que me he sentido llamada y fuertemente arrastrada a la creación de un método de trabajo que acerque esta posibilidad a todo el mundo que sienta dentro de sí la semilla de una expresión que busca expandirse y una transformación que necesita vivirse.

Es por esto por lo que hago teatro en todas las formas: a través de monólogos, escritura, ayudantía de dirección, talleres y sobretodo como espectadora. Es por esto por lo que el teatro me parece necesario para salir del tedio actual, del terribilismo que nos azota y de las amenazas de lo digital de llevarse para siempre nuestra atención y nuestra capacidad de escucha, de transformarnos, de estar presentes. 

Y esta mañana, después de reflexionar un rato sobre lo afortunada que soy por pertenecer a una compañía que se junta para levantar una historia, he sentido necesario el plasmar a través de este post que el teatro me salvó y que por eso me siento en el deber y en el profundo honor de compartir lo que me ha servido. Porque como dice Sofía Villalonga, una sólo integra cuando comparte, y yo aún tengo que integrar muchas historias, aún tengo que tirar estructuras que ya no me sirven para abrirme al futuro con apertura, confianza y sabiéndome sostenida por una fuerza mayor que me guía, que nos guía, y que quiere el bien.

Por los encuentros, por el teatro, y por la alquimia. 

Abrazos muchos. 

 

De izquierda a derecha: Dani Ruiz: escenógrafo y visionario; Una Servidora: ayudante de dirección y de dramaturgia y aprendiz de escenografía; Patri Caso: actriz pontentísima; Laura Mihon: directora y dramaturga admirada y querida; Patry Calzada: actriz, directora y compañera de andaduras.

Compartir en

Share on facebook
Share on google
Share on twitter
Share on linkedin
Share on pinterest
Share on print
Share on email
Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea    Más información
Privacidad